El maíz transgénico de Monsanto sufre una dura derrota en la Unión Europea

Los países de la Unión Europea (UE) se negaron este lunes a obligar a Austria y a Hungría a cultivar el maíz genéticamente modificado MON 810 de la multinacional norteamericana Monsanto, tal como pedía la Comisión Europea.

Sólo cinco países -Reino Unido, Holanda, Suecia, Estonia y Finlandia- apoyaron la propuesta de Bruselas, que pedía a los ministros de Medio Ambiente de la UE votar el levantamiento de las cláusulas de salvaguarda decididas por Austria y Hungría. Todos los demás países votaron en
contra, indicaron fuentes diplomáticas.

"Es una victoria histórica. Para mí es como si Austria se hubiese convertido en campeona de fútbol de Europa", dijo el ministro conservador austríaco de Medio Ambiente, Nikolaus Berlakovich.

Este resultado anticipa una nueva derrota para la Comisión Europea cuando los países de la UE sean convocados a votar para obligar a Francia y Grecia a levantar sus restricciones provisorias al cultivo del maíz MON 810, estimó un responsable europeo.

"Apreciaremos mucho que el colegio de comisarios haga una lectura atenta de la votación de hoy", advirtió el ministro francés de Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo.

La decisión de impulsar una votación contra las medidas de salvaguarda de Austria y Hungría fue del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, según fuentes comunitarias.

Los países de la UE están tradicionalmente divididos sobre el cultivo de OGM (Organismos Genéticamente Modificados) y se requería una mayoría calificada de 225 votos para rechazar la petición de la Comisión Europea.

Una portavoz de la Comisión afirmó que Bruselas "toma nota del voto de los Estados miembros", aunque dio a entender que continuará intentando que Austria y Hungría den marcha atrás con su prohibición. Si la ciencia dice que no hay evidencia de que el producto es peligroso "no hay razón" para estar en contra, dijo. "Se puede invocar el principio de la precaución, pero hay que probarlo de algún modo", agregó.

Por su lado, la organización no gubernamental ecologista Greenpeace saludó el resultado como "una victoria para el medio ambiente, los granjeros y los consumidores, y un gran inconveniente para la Comisión".
"Las autoridades científicas austríacas y húngaras proporcionaron recientemente nueva evidencia para justificar prohibiciones nacionales, mostrando que el maíz MON810, el único OGM que se cultiva actualmente en la UE, probablemente tenga efectos perjudiciales para el medio ambiente", dijo Greenpeace en un comunicado.

La UE autoriza la comercialización de OGM, pero una sola semilla, la MON 810, es cultivada en su territorio tras haber sido homologada hace 10 años, en 1998.

Actualmente la renovación de su autorización está siendo evaluada por la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria, que ha pedido a Monsanto "informaciones adicionales sobre el impacto medioambiental" del cultivo en cuestión.

La Comisión ya había fracasado el pasado 16 de febrero en un primer intento de forzar a Francia y Grecia a autorizar la reanudación del cultivo del maíz transgénico de Monsanto, en el marco de una votación del Comité permanente de Cadena Alimentaria y Sanidad Animal de la UE.
En consecuencia, la Comisión anunció su decisión de pedir el arbitraje de los ministros, lo que tendría lugar en un plazo de tres meses.

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