Red de Guardianes de Semillas en Slow Food


Semillas libres de América

Javier Carrera, de la Red de los Guardianes de las Semillas del Ecuador, nos cuenta el porqué de su compromiso con este tema, y la dinámica que ha llevado a la creación de la red de las Semillas Libres de América, que lucha activamente en todo el continente contra la privatización de las semillas.

“Crecí en el valle de Tumbaco, en Ecuador, en la frontera entre el campo y la ciudad. Una zona rural con muchos proyectos alternativos, que en los últimos años se ha ido convirtiendo en una caótica extensión de la ciudad. Por eso conozco bien las dinámicas del campo y también la esquizofrenia que existe en la relación entre el mundo rural y urbano. Inicialmente fue un deseo de alejarme de esa esquizofrenia el que me llevó a interesarme a la agroecología, hace ya casi 15 años. Sin embargo, un simple taller de lombricultura en una comunidad muy pobre de mi valle me dejó entusiasmado y convencido de que la agroecología podía ser una potente herramienta de cambio. Sentí que con la agroecología podía cuestionar lo establecido, construir cosas positivas y concretas con la gente. Nunca más me quise alejar. Decidí quedarme y luchar.

En el año 2000 empecé a dar talleres de permacultura con ayuda de un amigo e insistíamos en el peligro de usar semillas industriales. ¿Y dónde conseguimos buenas semillas?, nos preguntaban. Nosotros no sabíamos qué responder. Ahí surgió la idea de buscar personas que quisieran producir y compartir semillas campesinas, pero teníamos pocos recursos para desarrollar ese proyecto. Un libro, El hombre que plantaba árboles de Jean Gionno, cambió mi modo de ver. Me embargó una profunda vergüenza, pero también una gran esperanza. ¿Por qué esperábamos que alguien nos diera dinero para empezar a salvar las semillas? Ese mismo año, nos reunimos cuatro amigos en un cafecito de Tumbaco y declaramos nacida a la Red de Guardianes de Semillas. Sin fondos, sin recursos, pero con muchas ganas de trabajar.

No existe un registro exhaustivo de los miembros que hoy la conforman. Somos alrededor de 100 Guardianes y Guardianas de Semillas, personas con mucho conocimiento, ganas de experimentar, deseos de compartir lo que tienen y conocen. Ellos y ellas forman el corazón de la red, repartidos entre el sur de Colombia y 15 provincias del Ecuador. Además tenemos los socios Amigos de las Semillas, personas que no producen pero apoyan de diferentes maneras a la red, y los Socios Usuarios, las personas que se benefician de las semillas, capacitaciones y asesorías de la red. Unas dos mil personas en total.

Pero lo importante no es el número de socios, sino las actividades que la red realiza. Los Guardianes somos activistas innovadores que vivimos en el campo, somos parte de comunidades y asociaciones de productores, trabajamos en medio de estos grupos sociales para lograr transformaciones a nivel local. Y lo hacemos desde la práctica, experimentando en nuestros hogares las cosas que proponemos. El rol de la red es incentivar esta labor, convertirla en temas de capacitación, difundirla a través de medios de comunicación.
Nuestra revista, Allpa (tierra, en quichua), es muy apreciada en el campo y se ha convertido en el órgano de difusión del Colectivo Agroecológico, que reúne a muchas redes y lucha por la soberanía alimentaria en Ecuador. Hemos brindado asesoría a la Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria (un órgano de la sociedad civil ecuatoriana, formado por mandato de la Ley Orgánica de la Soberanía Alimentaria) en la creación de su propuesta de Ley de Semillas, una ley innovadora que busca proteger los derechos ciudadanos y campesinos sobre las semillas.
La educación, o mejor dicho el aprendizaje compartido y respetuoso de técnicas y principios de ecología aplicada a la construcción del Buen Vivir, es una de nuestras tareas más importantes y permanentes. Hemos brindado ya más de 600 eventos educativos, desarrollando nuestras propias metodologías para poder llegar a la gente de un modo sencillo y entretenido.
Nuestra red está conformada por personas y procesos autónomos, que se integran de forma horizontal, desde su propia identidad. Y no dependemos de recursos externos.

Hemos tenido acercamientos a redes en otros países desde el inicio: Australia, Francia, Bolivia. Desde 2008 hemos participado en Terra Madre; recibimos a Carlo Petrini ese año y viajé a conocer la red de semillas de España, en Cataluña y Andalucía. En un inicio no había mucha claridad de qué podíamos conseguir trabajando juntos, pero ahora la lucha por las semillas se ha internacionalizado, los procesos nacionales han avanzado, y podemos ver que necesitamos apoyarnos e intercambiar experiencias y herramientas.

Hace un par de semanas, se realizó el festival de la Pachamama en Perú. El Festival duró diez días, pero en realidad fueron cinco meses de preparación por parte de la red Kokopelli de Francia y las personas que los apoyaron en Perú. Allí fue mas patente aún que no se trata de un movimiento institucional, sino de un movimiento hecho de personas, de guardianes de semillas motivados por el más profundo de los convencimientos. Cada uno tiene historias profundas y conmovedoras, y una enorme energía transformadora. Haber estado varios días rodeado de esa energía es algo que nunca olvidaré, y esa misma energía dio lugar al nacimiento de la red de las Semillas Libres de América.

La red parte con la ventaja de la experiencia organizativa que tenemos los movimientos sociales en América Latina. Sabemos que no son competencias de velocidad, sino carreras de largo aliento; hay que ir con calma, paso a paso, con objetivos claros pero sabiendo adaptarse a las circunstancias que van cambiando. Nuestro compromiso es como ciudadanos, no como empleados, y eso le da una resiliencia muy grande al proceso. Sabemos que somos capaces de lograr muchas cosas aun con recursos limitados. Y sobre todo está la alegría, ese espíritu de celebración tan propia de nuestros pueblos, que en el tema de las semillas destaca aún con más fuerza.

El gran objetivo de esta red es lograr la liberación de las semillas en las Américas. Proteger lo que existe, rescatar lo que se está perdiendo, concientizar sobre los problemas de las semillas industriales, hacer retroceder los transgénicos, son objetivos importantes. Por lo pronto los compromisos son sencillos: participar con acciones concretas en la campaña mundial por las semillas que Navdanya (red de guardianes de semillas nacida en India bajo el impulso de Vandana Shiva) ha convocado para octubre y reunirnos nuevamente en abril en Chile.
En el primer encuentro de esta red naciente tuvieron una fuerte presencia organizativa Costa Rica, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y Argentina. Me refiero a que eran procesos de alcance nacional. También estuvieron presentes procesos de escala más local, pero muy interesantes, de Brasil, Bolivia y México. Creo que en los próximos encuentros veremos más actores, de más países.

El gran desafío que tenemos es enfrentar la privatización de las semillas que va avanzando con distintos ritmos en todos los países de América. Hay casos extremos, como el de Colombia, donde existe ya una criminalización de la semilla campesina y sus guardianes. Pero incluso en los casos más positivos, como Bolivia y Ecuador, los movimientos a favor de las semillas se enfrentan a duros retos políticos y legales. Recordemos que no es lo mismo ir a la cárcel en Europa que en un país latinoamericano; son dimensiones distintas de represión. Y el nivel de corrupción en los campos político y legislativo son enormes. Sabemos que nos enfrentamos a riesgos reales, y no contamos individualmente con los recursos para librar las batallas legales o mediáticas que ya puedan darse.

Sin embargo, con esta red, nace la esperanza de que podamos trabajar articulando procesos. Tenemos que responder a estos retos de forma unida, protegiendo a los guardianes de semillas donde estén amenazados, compartiendo experiencias y herramientas que nos permitan trabajar con más eficiencia, llegando a nuestros pueblos con información veraz y de fácil comprensión, y sobre todo logrando que las semillas circulen, para que los productores locales y nacionales tengan una alternativa real, orgánica y de excelente calidad a la semilla privatizada.

Compartimos la esperanza de que una unión internacional de voluntades nos ayude a llevar a cabo estos objetivos a nivel local y todos juntos plantar las semillas de un cambio global.

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